Obras maestras de Kandinskij en el Palazzo Reale de Milán
Del 17 de diciembre de 2013 al 4 de mayo de 2014, el Palacio Real de Milán acoge una gran retrospectiva monográfica de la obra de Kandinskij con más de 100 piezas procedentes de la colección del Museo Centre Pompidou de París.
La exposición ilustra la obra del artista y explora, a través de sus experiencias vitales, sus viajes y sus relaciones con otros artistas de su época, la revolución espiritual y la producción artística de la que fue protagonista. Esta gran retrospectiva que la capital lombarda dedica al maestro ruso no sólo rinde homenaje al pintor y teórico, sino que también trata de arrojar luz sobre la singularidad y la emoción que expresan las obras del artista ruso.
Kandinskij fue capaz de combinar diversas formas de trabajo creativo (es decir, pintura, música, arte popular e infantil) salvando las divisiones de las distintas escuelas artísticas de pensamiento. Desde sus primeras experiencias en Rusia, caracterizadas principalmente por retratos y temas tradicionales, hasta la progresiva simplificación y estilización de las formas; desde la experiencia en la Bauhaus de Weimar hasta los años 30.
Considerado el fundador de la pintura abstracta, Kandinskij es un paso clave en la evolución pictórica del siglo XX. Junto con Franz Marc, Paul Klee y otros, fundó en 1912 el grupo llamado "El Jinete Azul", con el objetivo de promover el arte moderno a través de una relación especial con la música. Esta última, junto con las asociaciones espirituales y simbólicas del color, debía de hecho llegar directamente al alma del observador.
Por ello, la visita al Palazzo Reale de Milán se estructura como una sinfonía de puntos, líneas, superficies y colores, en la que cada elemento tiene una función musical muy específica y simbólico-comunicativa. Las obras de Kandinskij transmiten una sensación de equilibrio y paz interior (quizá por eso fueron tachadas de arte degenerado por Adolf Hitler en 1937) que se refleja en las composiciones y colores cuidadosamente diseñados, en los que cada matiz y forma coinciden con el sonido claro y los diferentes timbres de los instrumentos musicales.
El arte de Kandinskij, que parece sencillo y ligero, es en realidad un intrincado juego de partituras, interpretado por una orquesta invisible que lleva al visitante de una obra a la siguiente a paso de baile.En el Palazzo Reale de Milán, por tanto, el visitante no sólo está llamado a observar el arte de Kandinskij, sino también a escucharlo y "vivirlo" en primera persona.