Matías Corvino, rey de Hungría, y Florencia expuestos en el Museo de San Marcos
2013 es el año de la cultura italiana en Hungría y Florencia celebra esta relación entre ambos países con una exposición en el Museo de San Marcos, centrada en la figura de Matías Corvino, rey de Hungría entre 1459 y 1490.
Hasta el 6 de enero habrá tiempo para explorar y descubrir las relaciones que unieron al rey húngaro con el Humanismo de Florencia, su cultura y su arte.
El paralelismo con Lorenzo el Magnífico se hace con razón inevitable, fue quizás el mayor promotor del Humanismo florentino, sin duda el mayor e indiscutible mecenas de las artes. Ambos, en sus respectivas ciudades, destacaron en los círculos intelectuales, unidos no sólo por relaciones diplomáticas, sino más bien por una pasión común por la cultura, el conocimiento y el arte.
La exposición es el resultado del trabajo conjunto de estudiosos húngaros y florentinos. Su sede, el Museo de San Marcos, fue elegida por el importante papel desempeñado por la biblioteca del convento dominico -lugar donde se celebra la exposición- para el desarrollo de las humanidades. El entorno monumental en el que se exhibe la muestra fue construido en 1444 por Cosimo de 'Medici y fue prácticamente la primera biblioteca del Renacimiento, punto de encuentro de figuras como Pico della Mirandola y Agnolo Poliziano.
El objetivo de la exposición es ilustrar la difusión de la cultura florentina en Hungría y mostrar cómo se utilizó para esbozar una representación celebratoria del Rey de Hungría, que quería dar a conocer en Europa su figura como principal defensor de la Cristiandad frente al peligro otomano.
La exposición comienza entonces esbozando el entorno cultural y la educación de Matías Corvino a través de obras de artistas florentinos que pertenecieron al rey húngaro, obras de artistas húngaros que experimentaron la influencia de los florentinos y los contactos del rey con Florencia, ocurridos sobre todo a través de sus emisarios y consejeros.
Bajo Matías Corvino, la corte húngara experimentó una verdadera renovación "renacentista" desde el punto de vista cultural y artístico, pero también desde una perspectiva más práctica y concreta. De hecho, la arquitectura y la decoración del palacio de Buda y de la residencia Visegrád estuvieron profundamente influidas por el Renacimiento florentino, como demuestran los restos escultóricos hallados en excavaciones recientes.
La manifestación más evidente de la fascinación ejercida por el arte florentino es el cortinaje del trono de Matías Corvino, que procede directamente del taller de Antonio del Pollaiuolo, y que resume todo lo que estaba de moda en la Florencia de aquellos años.
De este modo, se subraya que en la segunda mitad del siglo XV Florencia era capaz de aportar a lugares prestigiosos, como la corte húngara, su imagen, su cultura y sus excelencias, todo lo cual Lorenzo de 'Medici contribuyó sin duda a apoyar y difundir. Pero, además de la de Lorenzo, también la influencia de Beatriz de Aragón, casada con Matías en 1476, contribuyó a la apreciación del arte renacentista en la corte de Buda.
Se exponen obras de diversa índole procedentes de museos y bibliotecas de Europa y ultramar: pintura, escultura, cerámica, miniaturas, para demostrar cómo el humanismo húngaro hunde sus raíces en Italia. Un patrimonio cultural que no se ha perdido, sino que ha permanecido hasta hoy en la base de la cultura húngara.