La colección Carrand en el Museo del Bargello

La colección Carrand en el Museo del Bargello

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Todo el mundo conoce el Museo del Bargello de Florencia como un gran museo de escultura, pero no muchos saben que también es el museo de artes aplicadas más importante de Italia. Junto a las famosas obras de Donatello, Verrocchio, Miguel Ángel y Della Robbia, de hecho, también hay objetos cotidianos como joyas, cofres, juegos de ajedrez, armas, bastones, peines y espejos de inestimable valor.

Esta extraordinaria colección, llamada colección Carrand, se conserva desde 1888 en la sala llamada "sala del Duque de Atenas". La colección, que refleja el arte y la cultura eclécticos típicos de la segunda mitad del siglo XIX, está formada por una colección de artes menores iniciada por Jean-Baptiste Carrand y continuada por su hijo Louis.

Jean-Baptiste Carrand era un hombre de origen modesto con una pasión particular por los objetos medievales. A partir de 1826 consolidó su reputación de coleccionista y experto, que coincidiría con un creciente interés en Francia por la reconstrucción del pasado histórico. A su muerte, su hijo Louis continuó la tradición de su padre, transformando al mismo tiempo algunos sectores, ya que se interesó más por los esmaltes, las armas y el mobiliario, la cerámica, los metales, los textiles y la pintura.

Llegado a Florencia en 1886, fue llamado para participar en las celebraciones del centenario de Donatello y en la "Exposición Donatello" de 1887 expuso en el Bargello esmaltes preciosos, cerámica, azulejos, marfil, cuero y tejidos. A su muerte, en 1888, Louis Carrand destinó su colección a la ciudad de Florencia y, en particular, al Bargello, que hasta la fecha ha adquirido 3300 objetos de la Edad Media y el Renacimiento, alcanzando así también una dignidad internacional en el campo de las artes aplicadas, siempre descuidado en Italia a causa de una tradición académica que prefiere la pintura y la escultura.

En el museo florentino se colocaron así obras de joyería, esmaltes de Limoges, metales, objetos indios, esculturas y pinturas de la colección, pero también otros objetos islámicos, bronces, platos, cerámicas, armas, medallas y sellos recogidos en Carrand.

Entre las joyas francas hay numerosos alfileres de diferente forma y función. La pieza más famosa y representativa de la joyería lombarda es el frontal del casco de Agilulfo, en bronce dorado, expuesto junto con objetos de joyería bizantina de oro, piedras, perlas y vidrios de colores y varios camafeos y piedras talladas. Mientras, entre los mejores ejemplos del arte orfebre profano destaca el Medallón con dromedario en oro y esmaltes, de manufactura francesa de principios del siglo XV.

También los esmaltes ocupan un lugar importante en la colección Carrand, tanto por cantidad como por calidad. Entre los más antiguos hay una Paloma de bronce de fabricación francesa del siglo XII.

También se exponen objetos de metal de uso doméstico, como platos, aguamaniles, entre ellos los más singulares con forma de caballero armado.

Luego están las pinturas: la más famosa es el llamado Díptico de Carrand, obra de la escuela francesa de la segunda mitad del siglo XIV. Las esculturas son escasas, entre ellas destaca una dolorosa Madonna en madera policromada de un escultor manierista florentino (h. 1525), reciente adquisición del museo.